
Elaborado por José Escamilla.
Basado en la obra de Donald R. Woods. (1994). Problem-based Learning: How to Gain the Most from PBL. Ontario, Canadá. Griffing Printing Limited.
El Covid-19 nos ha cambiado el paso. La pandemia se ha convertido en un acelerador de procesos sociales. En estos contextos de cambio, las personas tienen que transitar sus propios caminos hacia las nuevas realidades y la tarea no es siempre fácil. En el ámbito educativo a pesar de encontrarnos con alumnos y alumnas que tienen un dominio excelente de las herramientas digitales, también vemos dificultades de adaptación a los nuevos entornos de educación en línea. Las herramientas al final son un medio y si el contexto cambia, el cambio condiciona el uso de las mismas.
Los alumnos y alumnas han pasado de las clases tradicionales a las clases online sin andar un sendero de adaptación. Y os contamos un secreto: aunque esta infografía está centrada en ellos y ellas, también puede ser de utilidad para los maestros y maestras (da igual el nivel educativo que se trate). Ellos y ellas también deben transitar para cambiar.
Del sentarse en pupitres con un orden establecido, con un maestro/a pasando lista y con toques de campana señalando el fin de la clase, se ha pasado a un escenario más líquido y volátil: la casa, una cámara y los maestros/as y los compañeros/as al otro lado de la pantalla. El aprendizaje es distinto si los contextos no son iguales.
Así, el cambio de modelo educativo de la clásica aula al modelo virtual tiene implicaciones, ya que todo cambio necesita de un proceso de adaptación.
Al igual que ante un duelo, el alumno/a (y los maestros/as) experimentan una crisis o shock. Hay un conflicto de paradigmas y las certidumbres de las personas desaparecen.
Después de esta crisis, estudiantes y formadores/as toman una postura negativa ante el nuevo paradigma educativo. Se produce un descenso constante de la atención y la motivación por aprender y enseñar. Las emociones que se dan son una pérdida de confianza en sí mismos, síntomas de cansancio, miedo, angustia, ira.
Alumno/a y maestro/a desde esa angustia, miedo e ira, intentan resistirse al cambio. Inclusive éstos y éstas como signo de lucha por la supervivencia pueden bloquearse y no avanzar. Así, aparece la idea de abandonar y el aislamiento de las personas que se ven influidas por el cambio educativo es real. A veces, se piensa en renunciar, todo es negativo.
Es el momento más difícil, más depresión, más desánimo y al grado de esfuerzo y desempeño toca fondo. Puede haber rendición de unos/as y otros/as al considerar que no hay posibilidad de éxito
Y cuando uno/a toca fondo los resortes del ser humano y la gran plasticidad de su psicología logran que un chasquido de dedos cambien el rumbo de los acontecimientos. Alumnos/as y profesores/as inician un ascenso por las paredes del pozo en busca oportunidades. En nuevos contextos, siempre hay nuevas posibilidades para pensar, sentir y hacer.
Esta actitud de lucha y tener una visión positiva y proactiva ante el cambio, hace que alumnos/as y maestros/as vayan logrando pequeños éxitos. Desde ahí, el desempeño de todos y todas aumenta, como aumenta el nivel de confianza y la capacidad de aceptar el nuevo paradigma, el nuevo contexto.
Es tal la transformación que, los resultados mejoran. Estas personas van integrando experiencias, vivencias, emociones, conocimiento y se abre un nuevo mundo lleno de nuevas oportunidades para el aprendizaje.
Juan Parra
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